La inmensidad del amor no puede reducirse a un sistema nervioso
excitado, a mariposas en el estómago, a besos robados y a la alegría de estar
juntos. El amor también abriga en su antiguo corazón el furioso sentido de
soledad, el corazón desgarrado incapaz de ser reparado; este amor acoge a quien
se siente abandonado, perdido, nunca tomado en cuenta. El amor es capaz de
aceptar el pánico más crudo en sus entrañas, una ola de horror en medio de la
noche cuando los niños están durmiendo, el tedio más profundo apareciendo de la
nada. El amor es incertidumbre también. Amor es sentirte tan inseguro como
cuando fuiste arrojado por vez primera a este mundo incontrolable, cuando te arrancaron
la seguridad del útero, completamente exhausto, pero respirando por tu cuenta,
por primera vez, victorioso.
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