sábado, 24 de agosto de 2019


Dijo que conocía a mengano cómo la palma de su mano
Si le hubiera preguntado sobre ella 

no sabría qué decir sobre el detalle de sus líneas 
ni de los millones de bacterias que la habitan.
De seguro, muy probablemente
se hubiese sentido criticada.
Sobre un manto de silencio barrí la mía 
el lógico misterio del agua corriendo ya sus surcos,
líneas enhebrando el engranaje vital
sacudidas por el felpudo de la vida. 
Basados en los hechos 
somos tallos de barro y estrella 
y noches que siguen sin dormir
por el ruido de virus y abejas
algoritmos abriéndose en mi cuerpo
rutinarios organismos del sistema.
Y yo parada solo ante la ecuación exacta
que define mi sanidad mental.
Si la fiebre preventiva 
baldea mis ideas 
me entrego a la tierra
Y así mi salud 
no será mi enfermedad



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