martes, 14 de noviembre de 2017

.Tu exquisita libertad.


Pero hay cosas que no se negocian.

Volar hacia el misterio profundo.
En luna libriana que se apaga, 
Las antenas puestas en sintonía de un beso,
Pueden dejarte vacía de vos,
Lejos de tus hallazgos,
Sin la alquimia de esos baúles,
Que llenaste de aprendizajes y cicatrices
En este tiempo de laberintos y espejos.
Demostrar tus victorias,
Y seducir con tus secretos,
Es jugar el juego del poderes.
Tentador. Pero viciado.
No es el juego de los encuentros
Que vibran mística.
Esos son los que te dejan transformada,
Y no rebovinando películas de videocasettera.
Quizás tengas el fuego entre tus sábanas,
La lengua húmeda que viene tan bien,
Para lamerte tanta herida.
Pero no vale perder alas 
Ni esconder suturas
En nombre de un rato de superficies.
Por apenas unos besos sin vuelo.
Si no saben volar,
Que pierdan el tiempo con vos.
Que otros que vuelan,
Que andan alto entre nubes,
Que apoyan tu arte y tu poesía,
Tu exquisita libertad,
Siguen orbitando en tu galaxia,
Esperando filosofar con vos,
En plena cama profunda.
Desplegando alas al cielo.
Desde un balcón o con mate bajo un eucalipto.
Transformando tu vibración
con los dedos y el alma,
Con los sueños y los huesos.
Que el viaje siga intenso,
Directo a tu centro,
Compartiendo y desplegando semillas,
Que abras tu pincel y tu paleta,
Solo a esos:
A los que saben volar.

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