Uno nunca sabe que habrá detrás de esa puerta.Y en este tiempo que anduve llamando para pasar, tengo la intuición de que si no se inventa un juego es muy dificil atravesar semejante pasadizo.
Cuando ese espacio empieza a entreabrirse, muchas veces, muchas, huyo. Otras, desespero de curiosidad por ver lo que hay del otro lado. Porque los rincones de libertad, dan vértigo.Y mientras todo eso sucede, una y otra vez, el proceso de descubrimiento y transformación se repite, como si nunca lo hubiera vivido... De nada vale el placer del viaje si no existe comunicación con el mundo exterior..Descubrir la belleza de nuestras imperfecciones. Reirnos a carcajadas de tanto desencaje. Abrir los ojos a la presencia de cada cosa viviente. Dejar que la máscara haga lo que tiene que hacer con nuestras diminutas humanidades...
Pararse sobre lo que sentimos en el instante presente es suficiente y a veces invisible.
(Marina Barbera)
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